Encuentro Nocturno (Vaeghar Targaryen)

Días de pesadez y vientos unísonos. El rey seguía agonizando y no había magia en el mundo capaz de salvarlo de su destino que aparentemente, ya estaba escrito.

Si, así era, mi padre estaba demasiado grave, y todos lo sabíamos; las grandes masas de los hilos del destino, sostenidos tensamente, se volvían borrosas con cada día nuevo, y no apuntaban a la prosperidad del ahora soberano; todo acontecía según los rumores de su imposible recuperación, con ello, la decadencia y la extinción de su persona. Mis ojos, con lo acontecido, últimamente no llevaban el mismo brillo, al ser la menor de las hijas Targaryen, mi esperanza por ver alzar victorioso a mi padre, se marchitaba suavemente por la próxima perdida. Ver morir al rey, era para mi una situación que pesaba en el fondo de mi ser, despues de todo, para los Targaryen, la familia siempre había sido de gran importancia y, aunque mis hermanos eran mucho más fuertes que Yo, en el fondo sabia qué cuando mi padre se extinguiera por completo, no terminarían las tristezas para esta familia, a menos que estuviese dictaminado desde antes, el nuevo soberano y que eso no originara problema para ninguno de los otros.

Postrada en lienzo perfecto,  en los jardines del palacio, sobre una banca de piedra tallada, admiraba unos viejos cetos verdes, mientras el viento me movia los claros cabellos y jugaba con el tirante de color violeta, caído sobre su hombro más pálido que la nieve. 

¡Cuanta tragedia podía venir con una sola noticia! y, mientras lo pensaba me maldecía a mi misma por ser la mas noble y la mas sentimental; mis hermanos aunque dolidos, no mostraban debilidad alguna por esto y trataban de tomarlo con más calma. ¿Les dolía? tanto como ami, pero eran buenos mostrándose fuertes, esperando,  intentaban ver lo que acontecería pronto como una realidad; yo en cambio, deseaba ver a mi padre sano, aún sabiendo que no sucedería.

Observaba pensativa, perdida y poco ambiciosa de cualquier encanto, encajando todos los hilos que se deshatarían una vez que el rey diera su ultimo aliento. Suspiro, mientras cierro un momento los ojos, tan ensimismada que no me percate de los pasos que se me acercaban hasta que ya estuvieron inevitablemente cerca.

Apenas la presencia se pone frente a mi me sobresalto; lo cierto es que me ha tomado ligeramente desprevenida y eso es muy malo, mi hermano me ha advertido que un Targaryen jamás baja la guardia, pero yo lo hago muy a menudo, por no ser fiel partidaria de las guerras. Grave error.Encuentro frente a mi a ese mismo hombre, mi hermano, ese hombre al que adoro con todo mi ser, uno que sabe cuando imponerse, cuando ayudar..pero tambien temo tanto como quiero, por que se que es capaz de todo por conseguir lo que desea.Y, al  almenos yo, intuyo, desea mas que todos le sea cedida la corona. 

Sonrío, suavemente, mientras mis ojos  lo reflejan, levemente sonrojada en mi pálida piel por la pena de no haberlo notado antes.

confieso mirándole llena de paz y tranquilidad, aún si mi corazón tiene una tormenta dentro.